Porque las tradiciones también son nuestra seña de identidad esta semana os hablamos de la Pingada del Mayo, patrimonio de Pinares. Inmerso como está El Cielo de Muriel en la comarca soriano-burgalesa de Pinares, vamos a poner de relieve uno de los eventos más emblemáticos de la zona cuyo principal protagonista es el pino y que tendrá lugar en durante los próximos días. Muchos de vosotros os preguntaréis en qué consiste este acto o cuál es el significado de la palabra «pingar» así que entremos en materia.
¿Qué es la Pingada del Mayo?
Este rito consiste en elegir uno de los pinos más esbeltos, rectos y vistosos de los que se encuentran en el monte y que recibirá el nombre de Mayo. A continuación se tala y se lleva hasta el pueblo. Es allí donde espectáculo da comienzo. «Pingar» significa levantar, izar, inclinar. Son los mozos solteros quienes se encargan de llevar a cabo todo el ritual, desde su elección en el bosque hasta el izado final. Por lo tanto, pingar el Mayo es levantarlo desde el suelo y volverlo a replantar en el lugar elegido. Pero no tendría gran espectacularidad dicho acontecimiento si no contamos la forma en la que se hace.
Se trata de un lance entre la gravedad y la fuerza humana. El robusto árbol es puesto en pie únicamente con los brazos de los mozos de la localidad. No hay ayuda de motores ni maquinaria, solamente de horquillas de madera, maromas, cuerdas…. Es aquí donde reside el encanto especial de esta tradición. El esfuerzo que realizan, la coordinación en los empellones y la precisión de los movimientos hacen vibrar a los asistentes pues no podemos olvidar que con el más mínimo fallo el pino podría caer al suelo estrepitosamente con los riesgos que esto conlleva.
El origen
No hay unanimidad sobre el origen de este acontecimiento. Desde teorías que se remontan al Paleolítico hasta conjeturas que lo ubican en la época celtíbera, son numerosas y variadas las explicaciones que se dan para esta particular celebración. Asimismo, no es sólo una tradición propia de nuestros pinares sino que se extiende por infinidad de lugares de la comunidad: Valladolid, León, Salamanca… Incluso más allá de las fronteras españolas; regiones de Francia, Suecia, Alemania y otros países Europeos, tienen sus particulares tradiciones en torno a los árboles y sus ramas en un sinfín de variaciones a cual más particular.
La época del año suele coincidir con el final del mes de abril y la llegada de mayo, aunque en ciertas partes llega a extenderse hasta el verano. La explicación es muy sencilla, esta es la época del final del invierno, el florecer de la vida, la fecundidad de los campos y animales… por lo tanto era una festividad para atraer la abundancia al tiempo que se celebraba un nuevo ciclo.
En nuestra zona sin embargo, la explicación más extendida es la de la demostración de la virilidad por parte de los jóvenes pudiendo representar el pino Mayo un elemento fálico.
Un pueblo, un Mayo
En este apartado hacemos alusión a las diferencias que encontramos en los pueblos de nuestro alrededor. Cada uno de ellos celebra su particular pingada no exenta de variaciones. Por ejemplo, no todos lo hacen en la misma jornada. Algunos lo hacen religiosamente cada 1 de mayo como San Leonardo de Yagüe, otros lo celebran el fin de semana más cercano para reunir a más mozos. En otras localidades más modestas, ante la falta de participantes sí que se ven obligados a recurrir a la ayuda de alguna máquina o tractor aunque no es lo habitual. El corte del tronco y el acarreo también pueden diferir aunque en los últimos años se está recuperando cada vez más la tradicional tala con sierra de mano y el acarreo con carreta de bueyes.
Tampoco se ubica en el mismo lugar; puede ser en la plaza del pueblo, frente a la iglesia, en las afueras, etc.
La alteraciones más reseñables las encontramos en pueblos que deciden celebrar su pingada durante sus fiestas como por ejemplo Duruelo de la Sierra en septiembre o Vinuesa, en julio, que no pinga 1 sino 2, uno de solteros y otro de casados.
En otras villas como pasa en Hontoria del Pinar, se utiliza el tronco a modo de cuñana y los más osados intentan subir hasta su copa en busca de recompensa.
Lo que no cambia en ninguna localidad y hace iguales a todas es la posterior fiesta que los mozos viven tras acabar con éxito la dura jornada de esfuerzo. Comida de hermandad, música y alboroto ponen fin a uno de los espectáculos con más arraigo de nuestra zona.