Esta semana hacemos un pequeño descubrimiento y visitamos La Cuenca, arquitectura tradicional muy cercana y a la vez desconocida. Podríamos considerar este pequeño pueblo como el hermano menor de nuestro querido Calatañazor. Parece mentira y sin embargo, este rinconcito muy medieval pasa bastante inadvertido turísticamente hablando. Aquí también podemos pensar que hace siglos se detuvo el reloj y pasear por sus calles es todo un viaje en el tiempo.
Ubicación de La Cuenca
Como bien mencionamos, esta coqueta pedanía del municipio de Golmayo se halla muy próxima puesto que está enclavada en la parte sur de la Sierra de Cabrejas. Únicamente nos separan unos 25 km de distancia. Además, lo que la hace más atractiva es que está en una zona con muchos lugares que visitar. Os resultará un trayecto muy ameno y bien aprovechado como más tarde comentaremos.
Una arquitectura BIC
Su rasgo más definitorio y merecedor de declaración Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Etnológico es su arquitectura. Su caserío se mantiene prácticamente íntegro desde el S.XVIII. Es por ello que la mayoría de las construcciones siguen siendo un claro ejemplo de la arquitectura popular de la zona. Generalmente las viviendas presentan 2 alturas, donde la primera está construida en piedra de mampostería y la segunda es un entramado a partir de madera de los bosques colindantes.
Podemos decir que el elemento principal es la chimenea cónica, algo que también podemos ver aún en algunas casas de Muriel Viejo. Estos grandes hogares llegan a tener hasta 3 metros de altura y 4 de diámetro. Sin embargo, desde el exterior nosotros percibimos unos conos recubiertos de tejas a modo de escamas protectoras que culminan con maderos unidos formando punta en su parte superior. Por otra parte, su entramado interno está formado por varas de sabina o enebro también de la zona recubiertas mezcladas con barro.
Las calles de La Cuenca
En nuestro paseo por La Cuenca descubrimos que todo está cuidado con mucho mimo. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción conserva rasgos de su estilo románico, así como el lavadero guarda su esencia de antaño. Sus calles están bastante bien conservadas y hasta los contadores de la luz están tapados con cajitas de madera para no desentonar. Sólo tiene apenas una docena de habitantes en invierno y no tiene bar, aunque sí un local de la asociación de vecinos.
Una excursión ideal
El consejo idóneo es exprimir al máximo la Sierra de Cabrejas pasando por el Monumento Natural de La Fuentona, el Sabinar de Calatañazor y la villa de Calatañazor, que tanto nos gusta recomendaros. Pero, además, extenderíamos el periplo hasta Aldehuela de Calatañazor y La Cuenca como colofón. Tampoco podemos olvidar la Casa del Parque del Sabinar y La Fuentona que nos ayudará a conocer mucho mejor la fauna y flora de nuestro entorno.